martes, 28 de abril de 2020

Máquina del tiempo

Hace varios días que los sueños son cada vez más reales, y la realidad necesita que yo mismo le inyecte motivación para seguir adelante.
Mientras tanto, los altibajos son tan recurrentes como el calendario, y los estados de ánimo son tan frágiles como las hojas secas de este raro y húmedo otoño.
Afuera, las caras tapadas me recuerdan que los gestos son cosa del pasado, al igual que un bar, una borrachera de a dos, y los parques urbanos.
Pero es el pasado, precisamente, el que vuelve todos los días por las noches.
Y si cierro los ojos, veo a mi familia, mis amigos, ex novias y calles que incontables veces caminé por Caballito. A mi pesar, esto sólo alimenta mi deseo y ansias por vivir inexorablemente otra realidad.
No obstante, aunque parezca mentira, retroceder en el tiempo finalmente parece posible en cuarentena.
Y aún cuando sólo sea al dormir.

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