A veces, cuando escribo, mis palabras olvidan todo lo que tenía para decir. Y eso generalmente me sucede cuando olvido qué sensaciones vivía en ese preciso momento que ya pasó.
O por el contrario, lo que tenía para decir invade oraciones con palabras tan sentidas y vividas, que olvido rápidamente qué fue lo que pasó a menos que lo relea.
Tal vez el dilema a resolver cuando me decido a escribir, recae en qué tan honesto puedo ser: si con las sensaciones, o las exageraciones.
Por lo pronto, no elijo ninguna.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario